Cuando te ofrecen lo que siempre quisiste y te das cuenta de que no tienes ganas de dar saltos de alegría, algo en tu interior se rompe. O quizá ya estuviera roto y no te habías dado cuenta. Y entonces ya no sabes que buscas ni como encontrarlo.
Quizá aceptes la oportunidad que creías que te haría feliz, porque aunque en el fondo sepas que no lo hará, te autoconvences de darte una oportunidad. Quizá encuentres un nuevo objetivo que sí te hará feliz. Quizá no, quizá te quedes esperando una señal que te diga que hacer, una señal que nunca llega. Quizá decidas que ya no quieres seguir con esto sin una ilusion que te mueva. Quizá.
vuelos a ras de suelo
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